Despierta


Te costó creer que era cierto. Pero consiguió convencerte de que iba en serio. Te quiere de verdad. Entregada.

Se acabó la novedad y, al llegar el compromiso, ves cómo el valor y la seguridad que te enamoraron flaquean. El conquistador duda ahora de sus sentimientos.

Su cobardía alcanza a ser incapaz de asumir su responsabilidad en el fin, su pánico al tener en la mano lo que pretendía anhelar, y comienza a hostigarte cuestionando, no anécdotas de tu carácter, sino tu misma esencia.

Probablemente, desde hace semanas o meses (depende de en qué fase de la pesadilla te encuentres), lo que antes eran elogios a tus incontables virtudes, habrán dejado paso a amargos y dramáticos reproches por todo lo que de ti le disgusta.

Y sin ninguna duda, serán precisamente las cosas que un día le fascinaron. Las notas que antes se le antojaban extraordinarias e interesantes ahora le suenan discordantes. Necesita apagar tu luz para no titubear mientras pisa los sueños que construisteis juntos. Más lo necesita cuanto más auténtico es tu brillo y más mediocre es él.

 

 

Casi con seguridad, habrá conseguido que interiorices tu culpa. Presientes que le pierdes. Y el dolor es aún mayor por el convencimiento de que la causa es tu incapacidad para retenerle. A él, que es lo mejor que te ha pasado en la vida…

Cuanto más te sometes, cuanto más te esfuerzas, más te desprecia él y menos intenta disimularlo. Te ridiculiza y ofende sin rubor.

¿¿¿Te suena??? Pues despierta, y sigue brillando

 

  

 

No es culpa tuya que donde viste un hombre sólo hubiera un cobarde inseguro y egoísta.

Sonríe y dale las gracias, porque vas a deshacerte del lastre que está minando tu autoestima y amargando tu carácter. Es tu capacidad de amar la que le ha convertido en alguien único y especial. Se ve con tus ojos, y se ha venido arriba viéndote suspirar por cada centímetro de su piel, sometiéndote a su criterio sobre lo que está bien o mal, llorando tus culpas, suplicando su perdón, desorientada buscando el norte en su puta brújula.

Te ha hecho daño ¿cuántas veces ya? Te ha hecho sentir culpable, despreciable. Enamorada del amor, aferrada a los espejismos con los que te ilusionó en la conquista, te resistes a ver la vileza del trato que te da. ¿Cómo va a ser que tu príncipe sea simplemente un gusano?

Sé generosa, sí. Pero contigo. Déjale ir y libérate del tormento.

 

 

El muy cretino ignora que la magia está en ti, en tu generosa mirada, en tus ganas. Esa capacidad de querer te pertenece, está en tu naturaleza. Necesitarás un tiempo, pero pronto le olvidarás y tendrás nuevas ilusiones.

Porque sabes muy bien quién eres y lo que quieres. Porque no buscas la felicidad fuera, sino dentro de ti. Por eso juegas siempre la mejor baza con las cartas que tienes en cada momento.

Comparte todo lo que tienes para ofrecer sólo con quien sepa valorarlo. La mejor partida está por jugar.

Él pierde, tú ganas.

 

 

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